Acerca de esta tradición existen indicios de
su origen a fines del siglo XIX y principios del siglo XX. El investigador
Darío Guevara ha manifestado que tiene posible origen en ritos y sacrificios de
los indígenas, antes de la Colonia, que se relacionaban con los ciclos
agrícolas. El tradicionalista guayaquileño Hugo Delgado Cepeda lo remonta al
pueblo colombiano. El historiador Rodolfo Pérez Pimentel cuenta que antaño se
celebraba desde las 10 de la mañana con comparsas de 10 a 20 personas, que
portaban un muñeco de trapo y pedían dinero a los transeúntes para comprar el
puro de anís, conocido como Mallorca. Las viudas acompañaban, y a las 7 de la
noche se quemaban los muñecos.
Todos se retiraban a dormir para estar listos
a las 5 de la mañana del 1 de enero y asistir a la misa de iniciación del Año
Nuevo. Hace aproximadamente 60 años, los muchachos de los barrios populares
guayaquileños confeccionaban los muñecos con ropa y zapatos viejos, aserrín y
una careta de cartón y barbas de algodón que compraban a 1 o 2 sucres. Un chico
lo cargaba al hombro; otro se disfrazaba de viuda para pedir la famosa caridad.
A las 12 de la noche era la quemazón. Con el
dinero obtenido se compraba trago para tomar hasta que el cuerpo aguantara. Las
clases altas del Barrio del Centenario también participaban de la tradición,
pues quemaban el monigote, cenaban y luego los mayores iban a bailar al Club de
la Unión.
Desde hace muchos años, en cada barrio, al llegar el
31 de diciembre, los niños y jóvenes se organizan y fabrican uno o varios
muñecos rellenos con aserrín o periódicos usados, los visten con ropas viejas y
les ponen caretas graciosas.
Los muñecos simbolizan el año que se termina y por
eso, al dar las doce de la noche del 31 de diciembre, los muñecos son quemados
como símbolo de que las penas que nos trajo el año se acabarán y con el nuevo
año vendrán nuevas alegrías y esperanzas.
Hoy, la quema del año viejo es una tradición
que se arraiga cada vez más. Poco se ven los monigotes de ropa vieja, aserrín y
caretas con barbas de algodón hechos por los entusiastas ciudadanos; sino que
hay artesanos que los confeccionan por encargo siquiera con tres meses de
anticipación. Hay trabajo para los entendidos, para los subempleados. Se siguen
elaborando muñecos que representan a políticos, artistas, futbolistas, pero
ahora hay de grandes dimensiones, con madera, variados colores. Los niños les
piden a los padres que les compren a Batman, Superman, El Hombre Increíble,
etcétera.
Los testamentos impresos se venden.
Parece que las ciudades se incendiaran en los albores del 1 de enero. Las
llamas llegan muy alto, las camaretas y los torpedos anuncian con gran
estruendo el nuevo año; y “¡peligro de incendio!”, exclaman asustados los
propietarios de casas.
Año viejo es un monigote que representa
básicamente el año que termina, elaborado con ropa vieja, cartón o papel,
relleno de paja o aserrín y con frecuencia con artefactos pirotécnicos, para
ser quemado a la media noche del 31 de diciembre en un gran número de
países latinoamericanos, desde México hasta Uruguay aunque
la costumbre está más arraigada desde el punto de vista popular
en Ecuador y Colombia.
El
ritual se debe distinguir de la Fiesta
del Judas que a pesar de tener características similares tiene
distintas connotaciones y se celebra en algunas regiones de España y de América
latina, al inicio de la semana de pascua o en el domingo de
resurrección.
Igualmente
el año viejo se debe distinguir de las efigies que se incineran en protestas
políticas, aunque también suelen representar personajes concretos o símbolos de
organizaciones y países objetos del rechazo, porque se realizan en cualquier época
del año y sin los elementos rituales del 31 de diciembre.
Ecuador
La
costumbre está popularizada en todo el país, en la zona interandina los
monigotes son construidos con ropa vieja y rellenos de papel periódico o
aserrín y luego son colocados una careta o mascara con la cara del personaje a
quemar ese año, en la región de la costa los monigotes son mas elaborados,
construidos de cartón y goma, luego son pintados con las características del
personaje que representan, la noche del 31 los viejos como son llamados son
expuestos en las puertas del las casas con los famosos testamentos los cuales
con las “cosas que deja el año viejo al que viene” estos son realizados en
forma de sátira, mientras los “güambras” (chicos) se visten de viudas y en las
calles piden caridad por el viejo que se muere los viejos son quemados a la 12
de la noche en las calles de las ciudades y luego todo esto es seguido por una
cena y festejos.
Algunas de las coplas del Viejo son:
Una limosna para este pobre Viejoque ha dejado hijos,
que ha dejado hijos,
para el año nuevo.
A don
Ferruco
lo llevan a enterrar,
porque los villistas
lo quieren matar.
lo llevan a enterrar,
porque los villistas
lo quieren matar.
Ya se va
el Viejo
muriéndose de risa
porque esta noche
lo vuelven ceniza.
muriéndose de risa
porque esta noche
lo vuelven ceniza.
Pasan y pasan los días
que se reviven después.
Pero son más los olvidos
que transcurren mes a mes…
Digo adiós al 2011…..
pero nunca a mis recuerdos.
Quisiera encontrar la forma
para vivir sin perderlos.
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4 comentarios:
bueno me sirvio todo esto para mi trabajo
Que estoy Haciendo Bueno.?
gracias estoy haciendo deberes
Grasias esto me sirvio para mis deberes de la escuela ademas las coplas para hacer 20 dolares de loca viuda jajajajajajajajaja.......
gracias me cirvio de mucho ayuda ya que mi licenciado de periodismo me puo diez y esta chistosa esa copla jajajajajajajajajajajajajajaja
Disculpen pero que pasa cuando el viejo no quiere prender fuego o sea tarda en quemarse plis ayudemen..m
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