DISCAPACIDAD Y LA BRECHA DIGITAL



CONCEPTO DE BRECHA DIGITAL
Brecha digital hace referencia a la diferencia socioeconómica entre aquellas comunidades que tienen accesibilidad a Internet y aquellas que no, aunque tales desigualdades también se pueden referir a todas las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC), como el computador personal, la telefonía móvil, la banda ancha y otros dispositivos.



Historial de la Brecha Digital

El concepto de brecha digital encuentra su antecesor en el llamado informe “El eslabón perdido”, que se publicó en 1982 por la comisión Maitland. Este puso de manifiesto las conclusiones sobre la carencia de infraestructuras de telecomunicaciones en los países en vías de desarrollo, poniendo como ejemplo el teléfono. El término procede del inglés digital divide, utilizado durante la Administración Clinton, aunque su autoría no puede ubicarse con toda precisión. Mientras que en algunas referencias, se cita a Simon Moores como acuñador del término, Hoffman, Novak y Schlosser se refieren a Lloyd Morrisett como el primero que lo empleó para hacer referencia a la fractura que podía producirse en los Estados Unidos entre "conectados" y "no conectados", si no se superaban las serias diferencias entre territorios, razas y etnias, clases y géneros, mediante inversiones públicas en infraestructuras y ayudas a la educación.
 La accesibilidad de los sitios de Internet significa permitir el acceso de cualquier usuario a un sitio web sin importar la discapacidad que tenga, incluyendo dentro de éstas las visuales, de audio, físicas, del habla, cognitivas y neurológicas, por nombrar sólo algunas de las más importantes.
Tras esta definición, inevitablemente aparece la idea que una serie de instituciones, especialmente las de Gobierno y el sector público en general, deben considerar –sino legal, pero por lo menos moralmente- su presencia en Internet como un gesto de responsabilidad y de inclusión democrática.



Y es que finalmente se trata de instituciones que tienen como misión llegar a toda la ciudadanía y que por ende, no pueden poner trabas de ninguna especie para quienes desean acceder por vía de la tecnología a los contenidos que ofrecen.




Poseer un sitio accesible, implica necesariamente considerar este aspecto en las etapas de diseño y programación, hasta la gestión de contenidos. Un esfuerzo adicional que no involucra mayores costos, pero sí considerar estándares internacionales de diseño accesible.

Se trata de construir un espacio digital que no discrimine y que abra amplias expectativas para todos quienes los visiten.

Estados Unidos ya cuenta con una ley (la sección 508 de la Ley de Rehabilitación) y varios países en todo el mundo ya la tienen; en todas ellas se establecen guías similares al estándar ofrecido por la W3C para permitir el acceso a la información vía web, a las personas con discapacidades. Ser accesible hoy, permitirá hacer con tranquilidad un camino que muchos tendrán que hacer a marchas forzadas mañana.


Resulta importante entonces, favorecer la difusión de las prácticas de desarrollo web accesible, en la medida que será responsabilidad tanto de las empresas desarrolladoras de sitios como de quiénes encomienden nuevos portales, el considerar que prácticamente el 10% de la población (Fonadis) de nuestro país posee alguna discapacidad. Tim Berners-Lee, el creador de la web, en relación al tema de la accesibilidad planteó que “el poder del web está en su universalidad. El acceso para todos sin importar su discapacidad es un aspecto esencial”.





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