LA CONSERVACIÓN MATERIAL EN LA BIBLIOTECA




Las bibliotecas de hoy deberían contar con un número suficiente de técnicos entre su personal que llevaran a cabo todas las operaciones relacionadas con la conservación.
Sin embargo una pequeña parte cuenta con el número necesario de conservadores y encuadernadores. La falta de personal, dificultades económicas, y los escasos causes de información hacen de la conservación una tarea difícil de acometer, y sobre todo de mantener de forma continuada.

La peligrosa asimilación del concepto de restauración a conservación y la idea de que solo el fondo antiguo o valioso merece una dedicación especial, puede llevar al error de renunciar a la creación de una política propia o a concentrar todos los esfuerzos en una parte reducida de las colecciones.
MANIPULACIÓN DE LOS MATERIALES EN LA BIBLIOTECA    
Reunir la colección, organizarla de forma adecuada y ponerla en servicio son las tareas fundamentales que justifican la existencia de la biblioteca.







NORMAS GENERALES DE MANIPULACIÓN
Estas normas son preceptivas y obligatorias para usuarios y personal del centro. Se trata de una lista de recomendaciones generales que pueden ser modificadas y ampliadas siempre que se estime oportuno y su aplicación debe realizarse desde la concienciación y nunca mediante prohibiciones taxativas.

No mutilar: La mutilación y el robo son tan antiguos como las propias bibliotecas.
No subrayar o anotar: Las marcas de bolígrafos rotuladores y plumas estilográficas se eliminan con gran dificultad y suponen una molestia para el resto de investigadores.

No forzar la apertura: Las estructuras antiguas de encuadernación, los ejemplares con cosido metálico, a diente de perro o a las encuadernaciones perfectas ofrecen una notable resistencia a la apertura.
No apoyarse sobre los libros para escribir, tomar notas o hacer calcos: La dificultad en mantener la apertura o la falta de espacio para trabajar cómodamente, pueden obligar a tomar las notas apoyándose en el libro abierto.

Evitar la acumulación de ejemplares: Amontonar materiales en espera de ser procesados o permitir que las mesas de trabajo se vean atestadas con volúmenes sin consultar, crear una imagen nefasta de desorden y despreocupación.
No maltratar las encuadernaciones: La encuadernación desde sus orígenes tiene la misión de proporcionar protección al cuerpo del libro y fue concedida como un amortiguador de las agresiones externas.


No fotocopiar indiscriminadamente: Facilitar el fotocopiado puede reducir notablemente la tentación de mutilar párrafos interesantes o materiales de difícil acceso.

Bibliocopiadora: Aunque por su diseño reduce el número de copias a la mitad, la pletina permite apoyar el libro por la zona de la costura en un ángulo de 120 grados.
No comer, beber o fumar cuando se este trabajando sobre los materiales: La mayoría de las bibliotecas prohíben taxativamente el consumo de bebidas, alimentos y tabacos en las salas de trabajo.
Evitar prácticas extrañas como método de registro: Forzar la apertura de volumen tiene  efectos inmediatos en la resistencia del cosido, pero la acumulación de pequeños esfuerzos y desgastes pueden llevar a los mismos resultados. La nefasta costumbre de introducir lápices, bolígrafos, libros y otros materiales extraños para marcar el lugar por donde se abandona momentáneamente la lectura, debilita la costura.

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