BIBLIOTECARIOS: ¿UN OFICIO EN PELIGRO DE EXTINCIÓN?

Cerca de un centenar se reunieron ayer en el Salón de Actos de la Biblioteca madre, la de Guadalajara, en las V Jornadas Provinciales de Bibliotecas Públicas, con el fin de reflexionar sobre el presente y el futuro de una profesión y un servicio público.

Quien crea que el libro puede sustituirse por un chisme de plástico, no tiene idea. Los verdaderos lectores son sólo quienes leen en papel”. El escritor Arturo Pérez-Reverte apuesta por la “eterna felicidad” que provoca “acariciar lomos de piel o cartón y hojear páginas de papel” frente al plástico frío de un e-book, con un millón de historias en su interior.

Es una idea romántica pero discutible en la actualidad, donde la lectura vive una revolución, comparable con “la de la imprenta”, asegura Blanca Calvo, directora de la Biblioteca Pública de Guadalajara. El libro electrónico es el gran enemigo, nada silencioso, que va ganando terreno en un mercado editorial cambiante, que no sólo marcará el acceso a la información y la lectura sino que influirá a una profesión delicada y silente como es la de bibliotecario.

Cerca de un centenar se reunieron ayer en el salón de actos de la Biblioteca madre, la de Guadalajara, en las V Jornadas Provinciales de Bibliotecas Públicas, con el fin de reflexionar sobre el presente y el futuro de una profesión y un servicio público, que es también política –cultural– y que, irremediablemente, está y estará marcado por la tecnología y una Ley, la de Lectura y Bibliotecas de Castilla-La Mancha, que ya está en las Cortes regionales.  


“La profesión de bibliotecario ha trascendido a lo meramente técnico”, dijo ayer en la inauguración la delegada provincial de Educación, Ciencia y Cultura, Reyes Estévez. Los bibliotecarios, hoy, son “agentes activos que tenéis la capacidad de guiar en el proceso de aprendizaje y animación a la lectura”. Una destreza que “permite conocer al otro”; leer, dijo, “es ser más libre, nos hace mejores”.

Estévez, que alabó los buenos datos que arroja Guadalajara –cuenta con 47 bibliotecas, 9 salas de lectura, cuatro bibliobuses y 71 clubes de lectura–, destacó la inversión que el Gobierno regional destina por persona en esta materia: 21,67 euros, “el doble que nuestra comunidad vecina”.

La       hora   del      lector

“El libro electrónico es muy difícil de parar, ampliará los límites de acceso a la información”, dijo Martínez, que zanjó: “el e-book cambiará la situación editorial”. Pero si la montaña no va a Mahoma, Mahoma tendrá que ir a la montaña. Los bibliotecarios tendrán que convivir con ello. “Las bibliotecas tendrán su posicionamiento y un papel importante como distribuidora”, afirmó Martínez, que adelantó como herramientas  “un portal de Bibliotecas y la mejora de la formación del bibliotecario ante los nuevos retos”.

Leer,              un       derecho


Serán retos del futuro. Las preocupaciones del presente pasan por la situación laboral o las subvenciones. La Ley de Lectura y Bibliotecas de Castilla-La Mancha, que ya está en las Cortes, influirá, por ejemplo, en la cuantía económica que recibirán los bibliotecarios para adquirir de libros, los sueldos, el mantenimiento de     las       bibliotecas...

La precariedad laboral es una de las realidades del colectivo, son frecuentes las medias jornadas... "¿nos seguirán contratando los ayuntamientos?", se pregunta Diego, bibliotecario de Alustante. "¿Seguiremos al año que viene?" porque “en pocos meses nos podremos quedar sin trabajo”.


El director general de Patrimonio Cultural, Luis Martínez, tranquilizó al auditorio: “la contratación de bibliotecarios es máxima prioridad para el Gobierno regional”, dijo. Hay 246 en toda la           región.

Pero ante un panorama ciertamente cambiante y lleno de interrogantes, los bibliotecarios cuentan con tres cosas a su favor. El de los bibliotecarios “es un colectivo más ilusionado que otros”, la Red de Bibliotecas de Castilla-La Mancha es considerada como “la locomotora del sistema bibliotecario español” y las bibliotecas son, en esta región, el segundo servicio público más usado por detrás de la sanidad. De momento, hay futuro.

El        milagro         de       leer     en       ‘Siberia’        (Alustante)
 
La culpa no es sólo de la economía y de las tecnologías. En el medio rural, la tuerca da una vuelta más y nace una dificultad añadida: la demografía. En municipios, como Alustante –pueblo de la comarca molinesa, de apenas 230 habitantes, pegado a Teruel– que haya una biblioteca es “un milagro”. No lo dice su bibliotecario, el joven Diego Sanmartínez, sino Luis Martínez, director general de Patrimonio Cultural de la Junta de Comunidades.


Este gran “milagro” lo vive diariamente Diego, que nada más terminar su carrera en Zaragoza, se puso al frente de esta biblioteca –”jamás pensé que en Alustante pudiera haber una”–. Su baja demografía –forma parte del 80% de los pueblos de la provincia, que tienen menos de 300 habitantes– hace todavía más increíble que exista este servicio cultural, situado en el antiguo Pósito Real del pueblo, conocido como el ‘Almacén de Abajo’, donde antiguamente se guardaban las maderas de las barreras de la plaza y las herramientas para obras       municipales.
Castilla-La Mancha, con 80.000 kilómetros cuadrados de extensión, tiene “la densidad más baja de Europa, casi es Siberia”, dice el director general de Patrimonio Cultural, Luis Martínez.  Por eso, las bibliotecas de las zonas rurales soportan un peso más difícil de soportar. Las bibliotecas son vistas allí “como una apuesta por el desarrollo social a través de la cultura”, dice Diego. En cierta forma es un acicate para fijar población. Pero “nos inquietan varias cosas”. La despoblación es una de ellas. Sin habitantes, no hay libros que leer. Con crisis, hay menos subvenciones. “Si no existen políticas flexibles...”, dice, “la desaparición de las bibliotecas” no es una idea descabellada.

También preocupa a Diego –haciéndose eco de las reivindicaciones del colectivo– la Ley de Lecturas y Bibliotecas de Castilla-La Mancha, que ya ha llegado a las Cortes Regionales. La ley es ‘vendida’ como algo importante porque elevará la lectura a la categoría de derecho. Pero ¿qué pasará con los cambios en el área de  subvenciones y de convenios? La ley influirá también en cuestiones laborales, como los salarios de los bibliotecarios, el dinero que tendrán éstos para comprar libros aumentando así el catálogo de la biblioteca y el efectivo del que dispondrán para algo nada menor: el mantenimiento del espacio,         el         acondicionamiento            de       la         biblioteca.

Del      siglo   XVIII
La de Alustante, por ejemplo, es un edificio  de mediados del siglo XVIII, aunque ha sido acondicionado para su uso bibliotecario formando parte del Centro Social Polivalente. Se abrió en 2002 como Sala de Lectura pero actualmente, tiene la categoría de Biblioteca Pública Municipal. Ofrece actividades diversas–recitales, exposiciones, conferencias, teatro...– y acceso a internet a través de cinco puestos –dos de ellos, los ha pagado el Ayuntamiento.
La Biblioteca de Alustante cuenta con 4.000 fondos de libre acceso. Libros, dvd´s y videos están al alcance del usuario en el propio edificio, que se ha repartido en tres espacios. El primero está dedicado a los niños; el segundo, a la historia local –Castilla-La Mancha, Aragón, Guadalajara, Señorío de Molina y Alustante– y la tercera, está dedicada a secciones para un público adulto –Filosofía, Psicología, Matemáticas, Bellas Artes, Deportes o Literatura, hasta un total     de       once   disciplinas.

Alustante cuenta también con un fondo antiguo. Entre las ‘joyas’, la Enciclopedia España, que se ha restaurado por encontrase en estado de abandono, la colección ‘El catecismo del agricultor’, de 1934 o la Enciclopedia Jurídica    Española      (1910-1921).

“El e-book puede hacer que el bibliotecario no sea necesario, aunque yo no         lo        creo”

“Hace tanto que trabajo en esta Biblioteca que casi formo parte del mobiliario”, dice, provocando las risas del auditorio, Blanca Calvo, directora de la Biblioteca Pública Provincial y ex-consejera de Cultura del Gobierno de Castilla-La Mancha.

Llegó en 1981 para dirigir la Biblioteca de Guadalajara, la única de carácter público que existe en la ciudad, al carecer de biblioteca municipal y fruto de esa experiencia acumulada, advierte que “las cosas han cambiado mucho” y que la revolución actual que cambiará la forma de entender la cultura, se llama, sin dudas, e-book o libro electrónico, tal y como ha dejado patente, recordó Calvo, el V Congreso Nacional de Bibliotecas Públicas, celebrado a principios de noviembre en Gijón. “¿Cómo puede cambiar la cultura el e-book?”, preguntó al auditorio. “Puede hacer que el bibliotecario deje de ser necesario, aunque yo no lo         creo”.

Según Calvo, “vivimos una plena revolución donde nos tenemos que ganar nuestra presencia”. En el futuro, puede que los libreros no existan –una duda– o que los editores cambien su perfil –una certeza que ayer compartieron los asistentes a las jornadas provinciales de bibliotecas públicas.

“Hemos de estar despiertos ante esta realidad cambiante, aunque creo que de hecho, ya lo estamos”, dijo Calvo, añadiendo después una idónea solución para defender el oficio: “la unidad es una buena herramienta para conseguirlo” de momento, ya lo están a través de la Red de redes, internet.


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